La villa de Turégano tuvo durante muchos siglos la consideración de Señorío Episcopal.
El castillo, declarado Conjunto Histórico Artístico, probablemente fue construido para proteger la iglesia románica de San Miguel, que alberga en su interior. También sirvió como alojamiento de las autoridades eclesiásticas en las temporadas que pasaban en Turégano. Puede visitarse de miércoles a domingo, entre noviembre y marzo.
El centro del pueblo lo ocupa una gran plaza porticada de estilo castellano. La Plaza de España acoge diversos eventos, desde el mercado de los sábados hasta la feria de San Andrés, pasando por los festejos taurinos que se celebran durante las fiestas de la villa.
En la Iglesia de Santiago, declarada Monumento Histórico Artístico, ha sido restaurado y abierto al público un ábside románico. Este fue hallado en los años noventa del siglo pasado, oculto tras un retablo rococó.
En sus restaurantes se puede degustar el cordero y cochinillo asados, así como el típico bacalao al ajoarriero. Y de sus panaderías podrás llevarte a casa la torta de chicharrones, los nevaditos y otros dulces típicos.